En un conservador pueblo que parece detenido en el tiempo, la tranquilidad se va a ver perturbada por una serie de desapariciones que afecta solamente a los niños del lugar. Clara, una joven viuda, debe resguardar a su único hijo, Gabriel, ante el peligro y para conseguirlo recurre a su religión, personificada en su guía espiritual, el Padre Augusto. Ella es la única que ha visto al culpable, un ser que se alimenta de sangre inocente. Dentro del clima de paranoia generalizado que vive este pueblo la llegada de Amanda, una extraña mujer de creencias paganas, pondrá en duda la fe de Clara y deberá elegir a quien creer para salvar la vida de su hijo.