Un artista alfarero trabaja afanosamente en su torno para fabricar una maceta para su flor pero su trabajo se ve una y otra vez interrumpido por una gran mano que le indica que debe hacer una estatua con forma de gran mano. El artista se niega una y otra vez, cierra puertas y ventanas, pero la gran mano encuentra siempre una nueva forma de hacerse presente.
Este cortometraje de Trnka se considera una protesta contra las condiciones impuestas por el estado comunista checoslovaco a la creación artística, e incluso hay quien ha visto en ella una anticipación de la llamada Primavera de Praga. Aunque la película no tuvo inicialmente problemas con la censura (lo que el autor achacó a simple despreocupación o ignorancia), después de la muerte de Trnka las copias fueron confiscadas y prohibida su exhibición pública en Checoslovaquia durante dos décadas.