Una nueva experiencia de Victor Beron; utilizando cámaras domésticas y la propia iluminación de la escena, tal y como aparece en la realidad. Sacrificando, sin duda, la perfección de la imagen , las escenas ganan en credibilidad para el espectador, con un argumento delirante, propio del vasto mundo de los sueños. Asistimos a una realdad onírica basada en experiencias transmitidas por un paciente en estado terminal que refirió estos delirios en los momentos de lucidez previos a su fallecimiento. «Sin duda para poner los pelos de punta»
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