A través de los ojos de una joven que sufre una enfermedad mental, Caldera se adentra en un mundo de psicosis, explorando su ambigua realidad y la naturaleza de la vida y la muerte.
Evan Viera, director del cortometraje, explica el porqué de este film: «Caldera está inspirada en la lucha de mi padre con la esquizofrenia. En sus estados de delirio, mi padre bailaba con los anillos de Saturno, hablaba con ángeles y volaba lejos de sus demonios. Su vida ha sido fantástica y fascinante, pero invisible a los ojos de la mayoría. En nuestra incomprensión de su realidad, lo obligamos a tomar medicamentos, los asimilamos a nuestra cultura marginal y lo mal interpretamos por completo.
Con este film pretendo venerar a mi padre y a todas las brillantes mentes forjadas en las profundidades encantadas de la psicosis.»