Después de aparecer en “La semilla del Diablo”, de Roman Polanski, Elmer Modlin huyó con su mujer Margaret y su hijo Nelson a un país lejano.
Encerrados en un piso oscuro, Margaret se dedicó a pintar la llegada del Apocalípsis, tomando a Nelson y a Elmer como modelos.
Treinta años después, cientos de fotografías y documentos íntimos de la familia aparecieron tirados en la acera como un rompecabezas, esperando que alguien imaginara “una historia para los Modlin”.